En Abril de 2020 el Banco Mundial había proyectado que las remesas, es decir, las ganancias que los emigrantes envían a su país de origen, normalmente a sus familiares, con el propósito de solventar sus gastos básicos, caerían al menos 20% en todo el mundo durante el 2020, no obstante en América Latina y El Caribe estas no descendieron sino que su envió aumentó en comparación con el año anterior. De acuerdo a un informe realizado por este mismo organismo internacional, en el 2020 el envío de remesas aumentó 6,5% sobre el año anterior a 103.000 millones de dólares pese a la pandemia.
Si bien el Covid-19 provocó una disminución repentina en el volumen de remesas en el segundo trimestre de 2020, las mismas se recuperaron durante el tercer y cuarto trimestre. La mejora de la situación del empleo en los Estados Unidos, aunque aún no a niveles pre pandémicos, apoyó el aumento de los flujos de remesas a países como México, Guatemala, República Dominicana, Colombia, El Salvador, Honduras y Jamaica, para quienes el grueso de las remesas proviene de migrantes que trabajan en Estados Unidos.
Por otro lado, la situación económica más caótica en España afectó negativamente los flujos de remesas a Bolivia (-16%), Paraguay (-12,4%) y Perú (-11,7%) en 2020. El Banco Mundial aseguró que en 2021 se espera que los flujos de remesas a la región aumenten 4,9%.
“Parece como que no hubiera habido crisis”, dijo a la AFP Dilip Ratha, el principal economista del Banco Mundial experto en Migración y Remesas. Señaló que el monto de remesas hacia América Latina fue una sorpresa además puntualizó que sin estas ayudas los niveles de pobreza habrían sido aún peores, al igual que la inseguridad alimentaria en países como Honduras y Nicaragua. El economista también destacó que esta fortaleza a su vez permitió financiar gastos en salud de las familias, un aspecto fundamental en medio de una crisis como la pandemia.
“En tiempos de crisis económica y desastres, los trabajadores migrantes ahorran y envían una mayor porción de sus ingresos que en tiempos normales”, constató el Banco. No obstante, comparando esta cifra a nivel mundial los flujos de remesas cayeron 1,6%, una cifra que sigue siendo inferior a lo proyectado inicialmente.
“Las remesas registradas oficialmente hacia los países de ingresos bajos y medios sumaron 540.000 millones en 2020. Solo 1,6% por debajo del total de 548.000 millones de 2019”, indicó el Banco Mundial.
En el mundo, el país que recibe más remesas es India, seguido de China, México, Filipinas y Egipto. Pero si se toma en cuenta lo que representan estas remesas en relación con el producto interno bruto de cada uno, los cinco países donde este flujo es más importante son Tonga, Líbano, Kirguistán, Tayikistán y El Salvador.
En las demás regiones los resultados variaron. Asia meridional tuvo un aumento del envío de remesas de 5,2% al igual que Oriente Medio y norte de África (2,3%). Sin embargo, los flujos de remesas disminuyeron en Asia oriental y el Pacífico (7,9%), Europa y Asia central (9,7%) y África subsahariana. (12,5%). La disminución de los flujos a África subsahariana se debió según el informe realizado por el organismo internacional casi en su totalidad a una disminución del 28% en los flujos de remesas a Nigeria ya que excluyendo los flujos a Nigeria, las remesas a África subsahariana aumentaron 2,3%, lo que demuestra la capacidad de recuperación de la región.
Según el Banco, el desempeño relativamente sólido de los flujos de remesas durante la crisis de Covid-19, a diferencia de lo que se esperaba al inicio de la pandemia, ha demostrado la importancia de la disponibilidad oportuna de los datos. Dada su importancia como fuente de financiamiento externo para los países de ingresos bajos y medianos como los de Latinoamérica y El Caribe, el Banco Mundial asegura que es necesario mejorar la recopilación de datos sobre remesas, en términos de frecuencia y notificación oportuna. Vía El Nacional
Por Isabella Padrón