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El Papa Francisco autorizó que las mujeres puedan ayudar al sacerdote durante la misa

enero 12, 2021

 


Vía AS USA

Vía AS USA

 

Este lunes 11 de enero el Papa Francisco comunicó oficialmente que las mujeres pueden ayudar al sacerdote durante la misa, leer la Palabra de Dios y distribuir la comunión, dándole fin al proceso que Pablo VI había iniciado en su momento.

En un nuevo motu proprio (documento pontificio) el cual introduce cambios en el Derecho Canónico, el líder del Vaticano autorizó que las mujeres puedan ayudar durante la misa; sin embargo, por los momentos ha descartado la posibilidad del sacerdocio femenino. 

Ahora las mujeres podrán recibir los ministerios del Lectorado y el Acolitado. El lector se encarga de leer la Palabra de Dios durante las misas y el acólito ayuda al diácono y al sacerdote en el altar, además, también puede distribuir la comunión. 

El Papa Francisco escribió en una carta al Prefecto de la Congregación de la Fe, Luis Ladaria, que “Por estos motivos, me pareció oportuno establecer que pueden ser instituciones como Lectores o Acólitos no solos hombres sino también mujeres, en quienes, a través del discernimiento de los pastores y después de una adecuada preparación, la Iglesia reconoce la firme voluntad de servir fielmente a Dios y al pueblo cristiano.” (vía DW)

El líder del Vaticano señaló que hacía este cambio para aumentar el reconocimiento de la “apreciada” contribución que actualmente hacen las mujeres por la Iglesia; además, hizo énfasis en que todos los católicos que estén bautizados tienen un papel y una misión que jugar en el rol de la Iglesia. 

A pesar de ser algo novedoso, el Vaticano explicó en una nota que las mujeres que leen la Palabra de Dios en celebraciones litúrgicas o que prestan su apoyo en el altar como lo hacen los monaguillos, o aquellas que distribuyen la Eucaristía, no son nuevas. En muchas comunidades alrededor del mundo esta es una práctica autorizada por los obispos. Hasta la fecha, todo se había llevado a cabo sin un mandato institucional. (vía Efecto Cocuyo


Por Ángela Solá

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