El lunes 11 de enero, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, hizo pública la decisión de volver a añadir a Cuba a la lista de países patrocinantes del terrorismo. La medida, que revierte uno de los logros más grandes con respecto a política internacional del gobierno del expresidente Barack Obama, llega tan solo unos días antes de que la administración de Donald Trump salga de la Casa Blanca.
Obama sacó a la isla de la lista en 2015, después de que estuviera ahí por más de 30 años, lo que supuso un gran avance en el acercamiento entre ambas naciones; un año después, las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos se reanudaron. Sin embargo, ese acercamiento fue revertido por la administración de Donald Trump, quien ha tenido una política de mano dura tanto con Cuba como con Venezuela durante su gobierno, lo que lo ha ayudado a tener más apoyo en el sur de Florida, donde hay muchos migrantes cubanos y venezolanos. (vía BBC Mundo)
Entre las justificaciones legales de la medida, que pone a Cuba junto con Irán, Corea del Norte y Siria, Pompeo señaló la negativa de Cuba a extraditar a miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) luego de un atentado con un carro bomba en una academia de policía en Bogotá, en el 2019, donde fallecieron 22 personas. El gobierno cubano señaló que no haría eso por el papel de mediador que ejerce en los diálogos de paz entre Colombia y el ELN.
Otra de las justificaciones dadas por Pompeo es que Cuba le ha dado asilo a muchos fugitivos estadounidenses, como es el caso de Joanne Chesimard, había sido condenada de 26 a 33 años de prisión por el asesinato de un oficial de policía de Nueva Jersey en la década de los 70’s y escapó a la isla.
La tercera razón que Pompeo dio para que Cuba esté nuevamente en este grupo de países, después de haber estado afuera por tan poco tiempo, son las alianzas entre el gobierno de esta nación y el venezolano, lo que propicia “un entorno permisivo para que terroristas internacionales vivan en Venezuela”, a pesar de que este país no se encuentre en la lista.
Cuando un país es añadido a la lista de patrocinantes del terrorismo, los Estados Unidos le prohiben exportar o vender armas, al igual que ciertas exportaciones que podrían ayudarlos a mejorar su capacidad económica. Además, se les restringe la asistencia económica y no pueden acceder a préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esto tendrá un impacto profundo en las relaciones comerciales y políticas entre Estados Unidos y Cuba, lo que significa que menos empresas (e, incluso, menos gobiernos alrededor del mundo) van a evitar hacer operaciones con Cuba. Todo esto llega a la isla en un momento en el que está gravemente afectada por la crisis económica que sufre y que ha sido agravada por la pandemia del coronavirus y las sanciones impuestas por Donald Trump. (vía El Mundo)
El canciller cubano, Bruno Ramírez, condenó la decisión tomada por Washington. “El oportunismo político de esta acción es reconocido por todo el que tenga una preocupación honesta ante el flagelo del terrorismo y sus víctimas”, señaló el canciller en un tweet.
Por Ángela Solá